El legado de Allan Kardec

El profesor, hombre de la
ciencia que no se dejaba llevar por modismos, investigó los fenómenos y
comprobó la posibilidades de intercambio entre el plan espiritual y el material.
Al publicar el resultado de sus
trabajos, usó el nombre de Allan Kardec (nombre utilizado en una encarnación
anterior) para que su reconocido nombre de científico no diera peso diferente a
las investigaciones. Esas, deberían ganar importancia por si solas. Y así pasó.
Allan Kardec pasó a ser
reconocido, y sus obras literarias representaban no solo el inicio de la
codificación de una Doctrina naciente, pero sobretodo era la materialización
del Consolador que Jesús prometiera al mundo 2 mil años antes.
El trabajo coordinado por el
Espíritu de Verdad, teniendo Jesús como gran inspirador nos ofrece frutos de
consolación y esperanza, paz y amor a todos los que buscan su desarrollo y
evolución espiritual.
Podemos decir que sólo un
espíritu profundamente ligado a Jesús sería capaz de jugar tan gran misión.
Agitar las estructuras del dogmatismo religioso, el escepticismo de la ciencia
e incluso arrasar con los conceptos del materialismo, no es para todos. Muchos
serían aplastados por las potencias del mundo, pero no a alguien como Allan
Kardec, el Apóstol responsable de la codificación de las lecciones de los
autores intelectuales e interpretar las enseñanzas del Gran Maestro. Se
presentó ante el Cristo por el trabajo que se requiere la renuncia extrema y el
desinterés total. Él estaba preparado. Fue llamado a servir en la cosecha del
Maestro.Y no decepcionó.
Hoy, 31 de marzo, nos acordamos
del aniversario de la desencarnación de ese gran hombre. Que seamos dignos de su
legado!
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